Martín Elias tiene varios hermanos entre los cuales se destacan Luis Angel, Diomedes de JESUS, Rafael Santos, Rosalbira, Betsy Liliana, entre otros.
Su tío Élber Díaz coordinaba las actividades musicales del grupo vallenato La Familia de Diomedes y a éste se integró Martín, junto con sus hermanos Diomedes Dionisio y Rafael Santos. Así logró grabar sus primeros trabajos, entre el 2001 y el 2004. Fueron cinco temas musicales de los cuales recuerda Muchacha bonita, Amor desconsolado y Otro adiós es morir.
En ese 2004 se retiró de la Familia de Diomedes para iniciar una carrera musical como solista para lo cual buscó la compañía del acordeonero Fernando Rangel. Su primera prueba de fuego la vivió en el Festival de la Leyenda Vallenata versión 38, cuando participó en la categoría juvenil, y logró la primera posición. Con Fernando Rangel estuvo en distintas presentaciones en Bogotá, Santa Marta y Barranquilla.
Luego se puso en contacto con Rolando Ochoa: “le pedí el favor que me hiciera producción. Al ver que todo el CD quedó bonito Rolando me propuso que nos uniéramos”. El resultado fue una producción musical completa en el 2007 que presentó este nuevo dúo con el título de Martín Elías y Rolando Ochoa, una nueva historia, además de una veintena de conciertos en los que se ha aplaudido esta afortunada unión.
A principio del año 2012, se produjo la separación con el acordeonero Rolando Ochoa, y se da gracias a DIOS una nueva unión con el gran Juancho De La Espriella, compañero de formula para sus presentaciones en vivo y para la grabación del próximo CD.
“Juancho”, como lo llaman por cariño, nació el 26 de febrero
de 1973 en Sincelejo, Sucre; es hijo de Rosario Salcedo y Carlos De La
Espriella (Q.E.P.D.), de quien heredó en gran parte su gusto por la música
vallenata.
Desde muy pequeño su inclinación por el acordeón fue
evidente: a los 3 años cambió los carritos de juguete y los superhéroes por un
instrumento de éstos. Sin embargo, su afición formal por el acordeón empezó a
los 13 años, cuando comenzó a practicar largas horas encerrado en su cuarto,
soñando ser reconocido algún día como uno de los mejores.
El tiempo transcurrió y Juan Mario se fue perfilando como un
fiel seguidor de la escuela de Gonzalo Arturo “El Cocha” Molina; esto se
evidenciaba cuando Juancho tocaba parrandas y serenatas: la influencia de este
gran acordeonero era visible en las notas de su acordeón.
A principios de los años 90 y después de esperar durante
mucho tiempo una oportunidad para mostrar su talento, Juancho se encuentra con
Miguel Cabrera, con quien realizó su primer trabajo musical llamado “Pedacito
de mi vida”; con el cantante grabó dos discos más, en los que Juancho logró
mostrar el potencial que tenía en sus venas.
Luego de adquirir cierta madurez musical, a finales de la
década de los 90, Juan Mario hace pareja con Peter Manjarrés. Con él realizó
cuatro producciones musicales, de las cuales se desprendieron grandes éxitos
como “Tu negro te quiere”, “Es mejor no querer tanto”, “La callejera”, “Paseo
en concordia” y “Llegó el momento”, entre muchos otros.
En el 2002 Juancho inicia un nuevo periodo en su vida
musical: se encuentra con Silvestre Dangond, con quien ha obtenido innumerables triunfos y reconocimientos. Ellos grabaron seis discos, el último de ellos llamado “No Me Compares Con Nadie”,
nombre que describe muy bien a esta pareja de artistas.
Sin embargo, la carrera de Juancho no para aquí; hay un
evento muy importante que marcó gran parte de su madurez musical: la grabación
en el 2003 de “Pidiendo vía” con Diomedes Díaz el “Cacique de la Junta”; este
disco fue un éxito total y dio a conocer aún más el talento de este joven
artista, que para entonces, ya recibía los mejores comentarios de la crítica
vallenata.
Incluso, en el 2006, Juancho grabó en Fiesta Vallenata con
Beto Zabaleta y Jorge Celedón.
A partir del año 2012, Juancho se une con el artista de moda Martín Elias, tras la separación definitiva con Silvestre Dangond.
Para Juancho todas las cosas buenas que han pasado en su
vida se deben a Dios y a su grandeza. Por eso todos los días da gracias por el
buen momento que está pasando; sin embargo le pide a Dios que si éste llega a
acabar, su amor por la música vallenata nunca desvanezca, porque hace parte de
su esencia como músico y como persona.